Descubre cómo construir una operación más rentable y organizada definiendo ciclos, rituales y roles dentro de tu tienda.
Después de trabajar con cientos de franquiciados de Subway, observamos un patrón claro: las operaciones de retail que cuentan con ciclos bien definidos, rituales significativos y roles claros superan sistemáticamente a aquellas que no los tienen, incluso si estas últimas disponen de más recursos o estrategias creativas de gestión.
Esta percepción puede parecer obvia, pero su aplicación práctica aún es poco común en el entorno del retail físico.
Mientras startups y grandes empresas adoptaron ritmos operativos bien estructurados, muchas tiendas físicas aún funcionan en un estado perpetuo de caos, reaccionando a los problemas e “imprevistos” que surgen a diario, con empleados y gerentes intentando asumir múltiples frentes para lograr que la tienda sea rentable.
En Visio, hemos visto de cerca cómo la implementación de estos principios transforma el desempeño de las tiendas. De hecho, aprendimos esto analizando cómo se preparan los sándwiches.
La revolución en la calidad de los sándwiches
Tradicionalmente, monitorear la calidad del montaje de sándwiches requería que los gerentes estuvieran al lado de los empleados, creando un ambiente incómodo donde los trabajadores se sentían observados y los gerentes no lograban escalar su supervisión.
Pensando en este desafío, desarrollamos un sistema de visión computacional que captura imágenes del montaje de los sándwiches, liberando al gerente de esa función manual.
El sistema ofrece una interfaz simple para que los gerentes revisen rápidamente la calidad, identifiquen quién preparó cada sándwich y registren una retroalimentación puntual, clara y fácil de aplicar. En 5 a 15 minutos, los gerentes consiguen reunir evidencias visuales de alta calidad y ofrecer orientación personalizada, de manera más relajada y efectiva.
Cuando comenzamos a presentar esta herramienta, muchos propietarios quedaron impactados:
“No puedo creer que este sándwich salió de mi tienda”, decían, al ver las aceitunas mal distribuidas y finalmente comprender por qué su Costo de Mercadería Consumida (CMC) era tan elevado.
El entusiasmo era evidente, pero ocurrió algo inesperado.
Muchos propietarios, pese al interés inicial, no volvieron a ingresar a la plataforma. Otros la utilizaban esporádicamente, sin resultados relevantes. Solo un pequeño grupo que aplicó las revisiones de manera consistente logró reducciones de hasta 25 % en el CMC.
Fue así como llegamos a un insight fundamental sobre los roles: los dueños de múltiples tiendas no podían encargarse directamente del feedback semanal sobre la calidad de los sándwiches. Con varias unidades y decenas de colaboradores bajo su responsabilidad, no podían entrenar personalmente a cada uno.
Nuestra solución fue directa y transformadora: colocar la herramienta en manos de los gerentes de tienda, quienes están en contacto directo con el equipo operativo. Cuando los propietarios definieron metas específicas para los gerentes —uso activo de la plataforma y reducción de costos— los resultados fueron sorprendentes. Algunas tiendas redujeron su CMC en nueve puntos porcentuales, cambiando por completo su rumbo financiero.
Uno de los franquiciados nos dijo:
“Estaba a punto de cerrar mi tienda porque llevaba cinco años sin generar ganancias. Ustedes me dieron las herramientas para salvar mi operación. Nunca supe cómo corregir ese comportamiento hasta que las tuve.”
Este caso demuestra un principio clave de la operación en retail: la estructura hace toda la diferencia, y las herramientas deben estar en las manos correctas.
Definiendo ciclos: el ritmo de tu operación
Los ciclos son la cadencia con la que se ejecutan, miden y ajustan las actividades. Son el pulso de tu tienda. Sin ciclos definidos, las tareas se realizan de forma reactiva, solo cuando algo sale mal. Con ciclos, la mejora se vuelve proactiva y constante.
- Ciclos diarios: Ideales para actividades de alta frecuencia y ejecución, como la limpieza, la organización del stock o la verificación del montaje de productos. Permiten una retroalimentación rápida que corrige pequeños desvíos antes de que se conviertan en grandes problemas.
- Ciclos semanales: Perfectos para análisis tácticos y planificación. Se utilizan para revisar indicadores de venta, gestionar el inventario, planificar horarios y alinear al equipo sobre las prioridades de la semana. Son el corazón de la gestión de la tienda.
- Ciclos mensuales y trimestrales: Reservados para la estrategia. Es el momento de dar un paso atrás, analizar tendencias más amplias, revisar el desempeño general y definir las grandes "misiones" o focos para el próximo período.
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La importancia de los rituales
Los rituales son los ciclos en acción. Son las reuniones y puntos de contacto programados que transforman la intención en práctica. No se trata de reuniones largas y burocráticas, sino de interacciones enfocadas para garantizar alineación, motivación e intercambio de conocimiento.
- Rituales de alineación: Una reunión semanal de 15 minutos para analizar los resultados de la semana anterior y definir el foco de la actual.
- Rituales de feedback: Sesiones cortas y estructuradas para dar retroalimentación sobre el desempeño, ya sea diario (calidad) o semanal (ventas).
- Rituales de reconocimiento: Celebrar públicamente las victorias, ya sea el empleado que más vendió un producto adicional o el equipo que alcanzó una meta de costos.
Definiendo roles: claridad genera responsabilidad
Finalmente, nada de esto funciona si no está claro quién es responsable de qué. Cuando los roles no son claros, las tareas importantes quedan en el limbo.
- Propietario/Franquiciado: Define la estrategia, establece las metas macro (rentabilidad, crecimiento) y da a los gerentes las herramientas y la autonomía para ejecutar. Su rol es ser un "facilitador de alto nivel".
- Gerente de tienda: Es el dueño de los ciclos y rituales. Traduce la estrategia en acción táctica, entrena al equipo, da feedback y es responsable de los indicadores clave de la operación (CMV, ticket promedio, ventas).
- Equipo operativo: Son los ejecutores. Su responsabilidad es seguir los estándares, participar activamente en los rituales y enfocarse en las métricas directamente ligadas a su función (ej. calidad del montaje, número de ventas adicionales).
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Conclusión: la estructura como base para la libertad
Muchos operadores de retail temen que la estructura mate la creatividad. Nuestra experiencia demuestra exactamente lo contrario.
El caos no genera libertad; genera estrés y parálisis. La estructura, por otro lado, crea un entorno predecible y seguro. Cuando el equipo sabe qué se espera de él, cuándo y por qué, la energía que antes se gastaba "apagando incendios" se libera para resolver problemas de forma más creativa, para atender mejor al cliente y para pensar en nuevas formas de crecer.
La estructura no se trata de paralizar la operación, sino de crear las condiciones para que la creatividad y la autonomía florezcan sobre una base de excelencia operativa.